HECHOS IMPORTANTES EN LA VIDA DE SAN PABLO.


Conversión de San Pablo, camino de Jerusalén. Jerusalén

1 Mientras tanto, Saulo no dejaba de amenazar de muerte a los creyentes en el Señor. Por eso, se presentó al sumo sacerdote, *
2
y le pidió cartas de autorización * para ir a las sinagogas de Damasco, a buscar a los que seguían el Nuevo Camino, * tanto hombres como mujeres, y llevarlos presos a Jerusalén.
3
Pero cuando ya se encontraba cerca de la ciudad de Damasco, una luz que venía del cielo brilló de repente a su alrededor.
4
Saulo cayó al suelo, y oyó una voz que le decía:"Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?" Ver Mt.10:40;25:40,45
5 Saulo preguntó: "¿Quién eres, Señor?" La voz le contestó:"Yo soy Jesús, el mismo a quien estás persiguiendo. *
6
Levántate y entra en la ciudad; allí te dirán lo que debes hacer."
7
Los que viajaban con Saulo estaban muy asustados, porque habían oído la voz pero no habían visto a nadie.
8
Luego, Saulo se levantó del suelo; pero cuando abrió los ojos, no podía ver. Así que lo tomaron de la mano y lo llevaron a Damasco.
9
Allí estuvo tres días sin ver, y sin comer ni beber nada.
10
En Damasco vivía un creyente que se llamaba Ananías, a quien el Señor se le presentó en una visión y le dijo:"¡Ananías!" Él contestó: "Aquí estoy, Señor."
11
El Señor le dijo:"Levántate y vete a la calle llamada Derecha, * y en la casa de Judas pregunta por un hombre de Tarso * que se llama Saulo. Está orando,
12
y en una visión ha visto a uno llamado Ananías que entra y pone sus manos sobre él para que pueda ver de nuevo."
13
Al oir esto, Ananías dijo: "Señor, muchos me han hablado de ese hombre y de todos los males que ha causado en Jerusalén a tu pueblo santo.
14
Y ahora ha venido aquí, con autorización de los jefes de los sacerdotes, a llevarse presos a todos los que invocan tu nombre."
15
Pero el Señor le dijo:"Ve, porque he escogido a ese hombre para que hable de mí a la gente de otras naciones, * y a sus reyes, y también a los israelitas.
16
Yo le mostraré lo mucho que tiene que sufrir por mi causa." Ver 2Co.11:23-28
17
Ananías fue a la casa donde estaba Saulo. Al entrar, puso sus manos sobre él,Ver Hch.6:6y le dijo: -Hermano Saulo, el Señor Jesús, el que se te apareció en el camino por donde venías, me ha mandado para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo.
18
Al momento cayeron de los ojos de Saulo una especie de escamas, y recobró la vista. Entonces se levantó y fue bautizado.
19
Después comió y recobró las fuerzas, y se quedó algunos días con los creyentes que vivían en Damasco.

Saulo predica en Damasco

20 Luego Saulo comenzó a proclamar en las sinagogas que Jesús es el Hijo de Dios.
21
Todos los que lo oían se quedaban asombrados, y decían: -¿No es este el que andaba persiguiendo en Jerusalén a los que invocan el nombre de Jesús? ¿No es el mismo que también vino aquí para arrestarlos y entregarlos a los jefes de los sacerdotes?
22
Pero Saulo hablaba cada vez con más valor, y dejaba confundidos a los judíos que vivían en Damasco, demostrándoles que Jesús es el Mesías. *

Saulo escapa de los judíos

23 Al cabo de muchos días, los judíos se pusieron de acuerdo para matar a Saulo,
24
pero él llegó a saberlo. Día y noche lo esperaban en las puertas de salida de la ciudad, para matarlo,
25
pero sus discípulos lo pusieron en un gran canasto y lo bajaron de noche por la muralla que rodeaba la ciudad.Ver 2Co.11:32-33

Saulo en Jerusalén

26 Cuando Saulo llegó a Jerusalén, * quiso reunirse con los creyentes; pero todos le tenían miedo, porque no creían que él también fuera creyente.
27
Sin embargo, Bernabé lo llevó y lo presentó a los apóstoles. Les contó que Saulo había visto al Señor en el camino, y que el Señor le había hablado, y que, en Damasco, Saulo había anunciado a Jesús con toda valentía.
28
Así Saulo se quedó en Jerusalén, y andaba con ellos. Hablaba del Señor con toda valentía,
29
conversando y discutiendo con los judíos que hablaban griego; * pero estos procuraban matarlo.
30
Cuando los hermanos * se dieron cuenta de ello, llevaron a Saulo a Cesarea, y de allí lo mandaron a Tarso.
31
Entonces la iglesia, en todas las regiones de Judea, Galilea y Samaria, tenía paz y crecía espiritualmente. Vivía en el temor del Señor y, con la ayuda del Espíritu Santo, iba aumentando en número.Hch.22:6-16;26:12-18)).

Fundando comunidaes eclesiales.

Construir la Iglesia, en esos primeros años del cristianismo no fue nada fácil.
san Pablo en la segunda carta a los Corintios, Pablo nos narra algunas de las dificultades en su vida como Apóstol de Jesús:

“Cinco veces he recibido de los Judíos cuarenta azotes menos uno; tres veces he sido flagelado con varas; una vez he sido apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un Día he estado en lo profundo del mar.

Muchas veces he estado en viajes a pie, en peligros de Ríos, en peligros de asaltantes, en peligros de los de mi Nación, en peligros de los gentiles, en peligros en la ciudad, en peligros en el desierto, en peligros en el mar, en peligros entre falsos hermanos; en trabajo arduo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en Frío y en desnudez.

Y encima de todo, lo que se agolpa sobre Mí cada Día: la Preocupación por todas las iglesias. ¿Quién se enferma sin que yo no me enferme? ¿A quién se hace tropezar sin que yo no me indigne?

Si es preciso gloriarse, yo me gloriaré de mi debilidad. El Dios y Padre de nuestro Señor Jesús, quien es bendito por los siglos, sabe que no miento. En Damasco, el gobernador bajo el rey Aretas guardaba la ciudad de los damascenos para prenderme; pero fui descolgado del muro por una ventana en una canasta, y escapé de sus manos”. (II carta a los Corintios).



San Pablo, apóstol de los gentiles.
Aproximación a la figura de San Pablo.Image

En la intervención de Benedicto XVI, el  miércoles, 25 octubre del 2006, durante la audiencia general en la que presentó la figura de  Pablo de Tarso, decía el Papa, que Pablo nos “…una lección muy importante para nosotros: lo que cuenta es poner en el centro de la propia vida a Jesucristo, de manera que nuestra identidad se caracterice esencialmente por el encuentro, la comunión con Cristo y su Palabra. Bajo su luz, cualquier otro valor debe ser recuperado y purificado de posibles escorias. Otra lección fundamental dejada por Pablo es el horizonte espiritual que caracteriza a su apostolado. Sintiendo agudamente el problema de la posibilidad para los gentiles, es decir, los paganos, de alcanzar a Dios, que en Jesucristo crucificado y resucitado ofrece la salvación a todos los hombres sin excepción, se dedicó a dar a conocer este Evangelio, literalmente «buena noticia», es decir, el anuncio de gracia destinado a reconciliar al hombre con Dios, consigo mismo y con los demás. Desde el primer momento había comprendido que ésta es una realidad que no afectaba sólo a los judíos, a un cierto grupo de hombres, sino que tenía un valor universal y afectaba a todos.” (Benedicto XVI, ROMA, miércoles, 25 octubre 2006).

Durante el anuncio oficial del año paulino (28 de junio de 2008 al 29 de junio de 2009), Benedicto XVI  resaltó que “San Pablo tiene conciencia de que es "apóstol por vocación", es decir, no por auto-candidatura ni por encargo humano, sino solamente por llamada y elección divina.

En sus cartas, el Apóstol de los gentiles repite muchas veces que todo en su vida es fruto de la iniciativa gratuita y misericordiosa de Dios (cf. 1 Co 15, 9-10; 2 Co 4, 1; Ga, 15). Fue escogido "para anunciar el Evangelio de Dios" (Rm 1, 1), para propagar el anuncio de la gracia divina que reconcilia en Cristo al hombre con Dios, consigo mismo y con los demás”.

¿Quién fue Pablo de Tarso?.

Pablo de Tarso, originalmente Saulo, conocido hoy como San Pablo - el Apóstol de los Gentiles-, es considerado por muchos uno de los discípulos más importante de Jesús, a pesar de que nunca lo conoció personalmente.

Por el mismo San Pablo sabemos que nació en Tarso, en Cilicia, de un padre que era ciudadano romano, en el seno de una familia en la que la piedad era hereditaria y muy ligada a las tradiciones y observancias fariseas.

Dado que pertenecía a la tribu de Benjamín, se le dio el nombre de Saúl (o Saulo) que era común en esta tribu en memoria del primer rey de los judíos. En tanto que ciudadano romano también llevaba el nombre latino de Pablo (Paulo). Para los judíos de aquel tiempo era bastante usual tener dos nombres, uno hebreo y otro latino o griego.

Puesto que todo judío que se respetase había de enseñar a su hijo un oficio, el joven Saulo aprendió a hacer tiendas de lona o más bien a hacer la lona de las tiendas. Era aún muy joven cuando fue enviado a Jerusalén para recibir una buena educación en la escuela de Gamaliel. Parte de su familia residía quizá en la ciudad santa puesto que más tarde se haría mención de una hermana cuyo hijo le salvaría la vida.

Tras la muerte de Jesús, hacia el año 33, comienzan a formarse grupos de seguidores de Jesús. Pablo de Tarso fue un activo perseguidor de estas comunidades. En el año 36 se convirtió al cristianismo, que basados en el libro de Hechos de los Apóstoles, fue gracias a una aparición de Cristo, camino de la ciudad de Damasco. Luego de lo cual pide ser bautizado y adopta el nombre de Pablo.

Comenzó su actividad de evangelización cristiana en Damasco y Arabia. Es perseguido por los judíos y huye a Jerusalén, donde es visto por Bernabé quien lo lleva con Pedro y con Santiago el Hermano del Señor en el año 36. Huye de Jerusalén, escapando de los judíos de habla Griega. Se lo llevan a Cesárea y es enviado a refugiarse en Tarso. Bernabé acude a Tarso y se va con Pablo a Antioquia, donde pasaron un año evangelizando. Antioquia se convierte en el centro de los cristianos convertidos desde el paganismo. Aquí surge por primera vez la denominación de cristianos para los discípulos de Jesús.

Un episodio clave en la biografía de Pablo de Tarso, sin el cual la historia del Cristianismo probablemente sería bien distinta, es su famosa conversión, que él llamaba en sus epístolas "vocación"(Libro de los hechos de los apostóles,9,1-20).

Como resultado de esta experiencia, Saulo de Tarso, que se dedicaba a perseguir sobremanera" y "asolar" con "celo" las comunidades cristianas, según sus propias palabras (Gálatas 1; 13; Filipenses 2; 6)), se convirtió en el principal difusor del cristianismo arriesgando su vida, sufriendo persecuciones, encarcelamientos y, finalmente, murió decapitado en Roma hacia el año 67 de la era cristiana.

De San Pablo decía el Arzobispo de Viena, Cardenal Christoph Schönborn, el pasado 22 Feb. de 2008, basándose  en una cita de la 1ª Carta San Pablo a Timoteo (1Tim 1,12-16), que "desde que experimentó la misericordia, su vida se convirtió cada vez más claramente en una imagen de la misericordia de Dios". San Pablo se veía a si mismo entre los pecadores, como un pecador a quien le fue dada misericordia y subrayó que "Pablo le desea a su discípulo Timoteo, y a través de él a todos nosotros, que tengamos la misma experiencia, que vivamos también nosotros la misericordia, el perdón de Dios".

En esta introducción a la vida de San Pablo, ya situamos los pilares sobre los que edifica San Pablo su vida de apóstol y su doctrina.

 

*El primero es la VOCACIÓN

En el camino hacia Damasco, a inicios de los años treinta, Saulo, según sus palabras, fue «alcanzado por Cristo Jesús» (Filipenses 3, 12). Mientras Lucas cuenta el hecho con abundancia de detalles -la manera en que la luz del Resucitado le alcanzó, cambiando fundamentalmente toda su vida- en sus cartas él va directamente a lo esencial y habla no sólo de una visión (Cf. 1 Corintios 9,1), sino de una iluminación (Cf. 2 Corintios 4, 6) y sobre todo de una revelación y una vocación en el encuentro con el Resucitado (Cf. Gálatas 1, 15-16). De hecho, se definirá explícitamente «apóstol por vocación» (Cf. Romanos 1, 1; 1 Corintios 1, 1) o «apóstol por voluntad de Dios» (2 Corintios 1, 1; Efesios 1,1; Colosenses 1, 1), como queriendo subrayar que su conversión no era el resultado de bonitos pensamientos, de reflexiones, sino el fruto de una intervención divina, de una gracia divina imprevisible. A partir de entonces, todo lo que antes constituía para él un valor se convirtió paradójicamente, según sus palabras, en pérdida y basura (Cf. Filipenses 3, 7-10). Y desde aquel momento puso todas sus energías al servicio exclusivo de Jesucristo y de su Evangelio. Su existencia se convertirá en la de un apóstol que quiere «hacerse todo a todos» (1 Corintios 9,22) sin reservas.

 

*El segundo, consecuencia del primero fue su clara conciencia de estar LLAMADO A SER APOSTOL.

—En el apostolado de Pablo no faltaron dificultades, que él afrontó con valentía por amor a Cristo. Él mismo recuerda que tuvo que soportar «trabajos…, cárceles…, azotes; peligros de muerte, muchas veces…Tres veces fui azotado con varas; una vez apedreado; tres veces naufragué… Viajes frecuentes; peligros de ríos; peligros de salteadores; peligros de los de mi raza; peligros de los gentiles; peligros en ciudad; peligros en despoblado; peligros por mar; peligros entre falsos hermanos; trabajo y fatiga; noches sin dormir, muchas veces; hambre y sed; muchos días sin comer; frío y desnudez. Y aparte de otras cosas, mi responsabilidad diaria: la preocupación por todas las Iglesias» (2 Corintios 11,23-28).

—Para el decimotercer apóstol, Cristo se convirtió en su razón de ser y en el motivo profundo de todo su trabajo apostólico. En sus cartas, después del nombre de Dios, que aparece más de quinientas veces, el nombre mencionado con más frecuencia es el de Cristo (380 veces).

—Pablo ya no vivía para sí mismo, sino que vivía de Cristo y con Cristo: dándose a sí mismo. Se puede ilustrar esto con algunas de las expresiones plásticas que san Pablo anota en sus cartas. «En cuanto a mí -escribe, por ejemplo, en Gálatas 6, 14-, ¡Dios me libre gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por la cual el mundo es para mí un crucificado y yo un crucificado para el mundo!».

Tenemos que exclamar con san Pablo: «Si Dios está por nosotros, ¿quién contra nosotros?».

 

* El tercero es su ESPIRITUALIDAD.

Saulo de Tarso no sólo muestra que el Espíritu Santo imprime el empuje para testimoniar el Evangelio por los caminos del mundo, como se muestra en los Hechos de los Apóstoles, sino que además ilustra su presencia en la vida del cristiano. Es decir, Pablo reflexiona sobre el Espíritu mostrando su influjo no solamente sobre el actuar del cristiano sino sobre su mismo ser.

   Tal y como afirma el decimotercer apóstol, el Espíritu nos penetra hasta en nuestras profundidades personales más íntimas. «Gracias a Él –aclara el apóstol en la Carta a los Romanos (8, 2.15)-, el cristiano puede exclamar “¡Abbá, Padre!”».

 

* El cuarto, expresado a lo largo de sus enseñanzas orales y escritas es su sentido eclesial.

—El apóstol descubrió la Iglesia gracias una intervención directa de Cristo, quien, al revelarse en el camino de Damasco, se identificó con la Iglesia y le dio a entender que perseguir a la Iglesia era perseguirle a Él, el Señor: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?» (Cf. Hechos 9, 4).
Entonces, Pablo se convirtió, al mismo tiempo, a Cristo y a la Iglesia.

—Pablo llega a presentar a la Iglesia como esposa de Cristo, retomando así una antigua metáfora profética, que hacía del pueblo de Israel la esposa del Dios de la alianza.